Centros de interpretación

Casa Cirujano-Barbero y El Cubo en Puebla de San Miguel

Aquí tenemos, anexos, dos de los significativos Centros de Interpretación mencionados, que recuerdan el estilo de vida de antaño y que conforman un fascinante itinerario emocional por este gran enclave, por este suculento “Territorio Museo”.

El primero de ellos sería la “Casa Cirujano-Barbero”, donde se hace un recorrido por antiguos oficios hoy, en su mayoría extintos; vestigios de un modo de vida que se fue. En él se repasan algunas de las faenas agrícolas, ganaderas o de explotación de los bosques; también actividades como la caza o la tradicional recolección de la miel.

Por otra parte, en el Museo “El Cubo”, se recuerda la tradición vinícola de la localidad, donde existían diferentes lagares como éste, en el que se pisaba y prensaba las uvas para obtener vino, como explica emocionado Pepe Cortés, que fue uno de los que “bailó” sobre la uva que cubría este colosal recipiente redondo que perteneció, en parte, a su padre. Una danza alegre y eficaz que realizaba con esos zuecos autóctonos de suela de madera y empeine y talón de esparto. Precisamente, a fabricar alpargatas y esparteñas, se dedica Pepe, a ratos, con más de noventa años, sentado en el banco de madera y armado con tijeras, lezna y aguja. Esta artesanía fue muy practicada en la comarca, como la del mimbre, con la que se realizaban canastos, caracoleras, palluzas, orones, butrinos, roscaderas, cuévanos o barrederas, entre otros objetos; sirviendo para complementar la economía doméstica y entretener los gélidos días de invierno. A ella se dedicaban estas gentes recias, curtidas por el trabajo y el frío, en un entorno hostil, pero único; en la parte más abrupta de la comarca, rodeados de extraordinarios y productivos bosques, pastos y cultivos pobres de montaña.

Ambos espacios, pues, poseen un gran valor patrimonial y etnológico, pero también emocional e identitario. Componen una ruta cultural que podemos continuar por la sala de exposiciones del Antiguo Ayuntamiento, por el Archivo Histórico, que guarda documentos desde el siglo XV hasta la actualidad; o por otros monumentos interesantísimos como la iglesia de “San Miguel”, las ermitas de “La Purísima” o “San Roque”; también la “Tejería”, algo más alejada y perfectamente conservada, que se utilizó hasta los años cincuenta del pasado siglo, entre otras estructuras que se esparcen por todo el término declarado “Parque Natural”. En completa armonía con este privilegiado entorno de solitario espíritu ancestral, pero duro como la madera de las Blancas.