Los cuatro elementos

El aire (itinerario 2)

La segunda de las propuestas nos invita a volar por este elevado paraíso libre de contaminación; a respirar. De los valles subimos hasta las cumbres más altas de la Comunidad Valenciana, como el parque natural de la Puebla de San Miguel o a la aldea de Arroyo Cerezo, el punto habitado más elevado de la región, con su singular arquitectura de montaña y uno de los enclaves geológicos más notables de Europa, con sus arrecifes de coral del jurásico, que inundaron mares antiguos. También veremos torres elevadas como la de la Iglesia-Fortaleza de Castielfabib, donde los campaneros, con sus tradicionales “bandeos” humanos se convierten en ángeles que alcanzan esas estrellas que podemos observar, magníficamente, en el inmenso y nítido cielo nocturno.

Podemos comenzar, pues, este itinerario temático en uno de los grandes pulmones de Valencia, en Javalambre, en el “Parque Natural de la Puebla de San Miguel”, que dentro de sus 6.390 ha de superficie, acoge ecosistemas muy particulares, como sabinares milenarios (“Las Blancas”), carrascales o la mayor población de tejos de la provincia de Valencia. Su fauna también es muy variada, con rapaces como el águila real, el halcón peregrino o el búho real que sobrevuelan alturas como el mismo “Cerro Calderón” o “Alto de las Barracas”, el techo de la región, con sus 1.839 metros de altitud; también posee numerosos miradores como el del “Mirar Bueno”.

Ya en el núcleo urbano, destacan, por su valor artístico, la iglesia “de San Miguel Arcángel”, del XVII o las singulares ermitas de “La Purísima” con su notable calvario y “San Roque”, en las proximidades. Además dispone de otras estructuras preindustriales de gran valor patrimonial, como la “Tejería”, que se utilizó hasta los años cincuenta del pasado siglo, o lavaderos, como el de la “Fuente de los huertos”; también dos “Centros de Interpretación” que se incluyen, junto a espacios similares, en una de las rutas más atractivas de la Comarca; son “El Cubo” y la ““Casa Cirujano-Barbero”, edificio anexo al anterior, en el que se hace un recorrido por antiguos oficios.

Este gran espacio protegido cuenta, como el resto de la comarca, con atractivas zonas de esparcimiento y una gran red de senderos. Por él, además y como contraste, podemos encontrar disgregadas, algunas de las esculturas contemporáneas que forman parte del gran Parque escultórico comarcal al aire libre “Arte y Naturaleza. 

Desde Puebla de San Miguel, podemos, dar un salto a otro lugar elevado, la cima del “Monte de los Zafranes”, donde se encuentran las ruinas emblemáticas del castillo medieval de Ademuz y la ermita de Santa Bárbara, del setecientos y también de gran interés cultural. Para ello ascenderíamos por la villa, por ejemplo, hasta la  “Iglesia de San Pedro y San Pablo”, que contiene, entre otros tesoros, un magnífico relicario de la “Vera Cruz” o la tabla de ascendencia flamenca la “Virgen de la Leche”, de Bertomeu Baró. Atravesaríamos el portal de San Vicente para entrar en el antiguo casco medieval, para pasar por la plaza de la Villa, donde se encuentran palacios como la interesantísima “Casa de la Villa”, con su característica logia, el antiguo “Almudín” o “Cambra Vieja del Trigo” o la “Casa Abadía”. Podríamos continuar ascendiendo y descubriendo rincones y edificios evocadores como la “Cárcel municipal”, construida en el siglo XVI o la ermita de “San Joaquín”, del siglo XV, que fue capilla del antiguo “Hospital de Pobres”, hasta llegar a las ruinas del castillo y de la ermita de Santa Bárbara, desde donde se puede disfrutar de una de las mejores vistas de toda la zona.

Hacia el lado Este se puede admirar la misma Villa, con los tejados del singular caserío y con el espigado campanario del templo parroquial, la Vega del Turia,  el “Pico Castro”, los “Molares”, la “Rambla del Val”, la “Celadilla”, donde se encuentra uno de los yacimientos íberos más importantes de la península, el “Pico Castro”, el gran viaducto, “El pico de la Muela”, el “Cerro de la Horca”, “El Sotillo” y otra gran parte de formaciones montañosas de las vertientes occidentales de Javalambre. Desde la ermita, se puede ver la ribera del Bohilgues o, a lo lejos, la Serranía de Cuenca.

Este sería uno de los mejores miradores de la Comarca, aunque los hay muchos y preciosos, como el Mirador de la Hoz”, también en Ademuz o el de “San Roque”, en Vallanca, al que podemos acceder, por la carretera serpenteante que corre paralela a la estrecha cuenca del Bohilgues. A unos seis Kilómetros de Ademuz nos encontramos con la preciosa estampa de la población que se desparrama con sus casas en la ladera de un alto cerro. En ella es destacable la misma arquitectura popular, con bastantes casas muy bien conservadas de balconadas de madera, como los que vemos también en la aldea de Negrón; viviendas como la “Casa del practicante” que se agolpan en un atractivo casco urbano escalonado de calles estrechas y sinuosas. También sobresalen monumentos como como la “Casa Pósito”, el dieciochesco “Granero municipal”, o la “Iglesia parroquial de Ntra. Sra. de los Ángeles”, de nombre tan evocador, en el seno de esta propuesta de altura. Este es, sin duda, uno de los más bellos de este territorio, destacando, entre otras cosas, por sus esgrafiados del siglo XVII en su interior.

Para llegar al mirador bordearemos el pueblo por la parte baja, pasando por delante del rehabilitado “Molino de la Tosca” y la aguardentería y subiendo en dirección a la zona de “La Covatilla”. Este espectacular observatorio, desde el que se pueden contemplar preciosas vistas hacia el “Valle del Bohilgues” y la “Sierra de Santerón”, está situado junto a la ermita del mismo nombre, que presenta planta en forma de cruz latina y bóveda vaída en el crucero, poco habituales en la arquitectura comarcal, siendo, además, espectacular el trabajo de carpintería de la cubierta. La imagen del santo participa, cada siete años, en la atávica “Romería de Santerón” para recibir a la Virgen más venerada en estos montes y donde no faltan los bailes al son de la pita y la caja, a cargo de los famosos “gaiteros” vallanqueros.

Desde Vallanca, se puede acceder, a picos como “La Cruz de los Tres Reinos” (1.552m), en las últimas estribaciones meridionales de los Montes Universales, en las proximidades de Arroyo Cerezo, pedanía de Castiel y el núcleo urbano habitado a mayor altura de la región. En este espacio abrupto convergían antiguamente las fronteras de tres reinos: el de Aragón, el de Valencia y el de Castilla y está declarado. Paraje Natural Municipal. Pero además “El Royo”, es famoso también, entre otras cosas, por su singular arquitectura popular de montaña, eficaz para el frío,  o por los increíbles “Arrecifes” que constituyen uno de los mejores escudos coralinos de finales del Jurásico de toda Europa. Desde aquí, podemos bajar por la “Fuente del Abrevador” hasta Castielfabib, donde encontramos el “Mirador de las Hoces del Ebrón”, el río sobre el que se eleva, sobre un grandioso espolón rocoso, el pueblo. Esta villa histórica posee un relevante patrimonio monumental, el que podemos destacar, entre otros, la ermita “de la Virgen de Gracia”, de estilo gótico, la “Casa Abadía”, la “Casa de la Villa” con su interesantísima logia renacentista, el castillo y sus defensas o la iglesia-fortaleza medieval de “Nuestra Señora de los Ángeles”, donde se desarrolla en las fiestas de “San Guillermo”, el espectacular y entrañable volteo o “bandeo” humano de las campanas, donde los hombres vuelan por el cielo. Ese firmamento infinito que tan nítidamente se puede observar en las noches de este territorio virgen, elevado y sin contaminación; encaramado a la estrellas.