Los cuatro elementos
El agua (itinerario 1)
Esta propuesta sugiere navegar por las vías fluviales que tajan este abrupto territorio; por los paisajes del agua de este gran parque natural; por la importante red hídrica y todas aquellas estructuras que la sostienen, como los molinos medievales, abrevaderos, lavaderos, acueductos, puentes, fuentes, acequias, etc. Espacios que junto a otros, como los hornos, almazaras, “cubos”, etc., también ligados a la arquitectura del agua, encontramos en la mayoría de las poblaciones y que, en algunos casos, ha sido musealizados, constituyendo un patrimonio etnológico riquísimo y singular, ligado a la memoria. Es un recorrido emocional por oficios u artesanías, pero también por costumbres y ritos perdidos o vivos, como la “plantá” del Chopo. El agua, pues, como propiciadora de vida, como elemento fecundante, en un viaje regenerativo, a las riberas donde crece la Esperiega, a los lagares, a las bodegas subterráneas, donde la uva se convertía en líquido confortante, espiritual.
Sería interesante comenzar la visita, precisamente en el “Molino de la Villa”, también Museo de Interpretación del Agua, centro de Recepción del Territorio-Museo y Oficina de Turismo de Ademuz. Este edificio medieval, junto con el “Cubo de José el Maroto”, también musealizado, en el casco urbano y la “Tejería de la Vega”, más cercana al Turia, forman parte de este patrimonio preindustrial restaurado y conservado en Ademuz que, junto con el de Sesga, recibió, en 2011, el primer premio “Europa Nostra”. En la aldea, concretamente, se distinguió el conjunto hidráulico, con la fuente, el abrevadero, el lavadero, el batán, las acequias y el balsón, unido a otros elementos de gran valor etnológico como la tejería, dos hornos de yeso, o la “Escuela-Horno-Barbería”.
Así, desde este el “Molino de la Villa” podemos, pasear por el conjunto hídrico anexo, en el que destacan elementos como la “Fuente Vieja”, el “Lavadero”, la “Aguardentería”, “la canal del molino” o el “Molino de Efrén”, para seguir la visita por el Bohigues, hacia Vallanca, por la ruta de la “Hoz”. Un entorno natural privilegiado que ha sido reconocido como Lugar de Interés Comunitario de la Red Natura 2000. La flora y fauna de la fértil ribera es riquísima, destacando especies animales como la tan escasísima nutria o endemismo como la madrilla.
Tras atravesar el paraje de “Las veguillas” y de “Las Hoces” con algunos saltos de agua y otros elementos importantes, como la vieja “Central eléctrica”, y antes de llegar a uno de los puentes más antiguos de la comarca, “La Puente”, aguas arriba, podemos desviarnos y acercarnos a Vallanca. Entre su rico patrimonio arquitectónico, conserva también un gran conjunto hídrico compuesto por tres antiguos molinos, entre los que se encuentra el “de la Villa”, del XVI, uno de los más antiguos de la comarca, la antigua “Aguardentería” o el “Lavadero”; también un buen número de fuentes, como la de La Teja o las del “Chopo” (que recibe el nombre del gran árbol situado frente al manantial; el mayor de la Comunidad Valenciana) y la de “Negrón”, ya en la pedanía vallanquense.
Otro paseo recomendable, de los muchos que hay relacionados con el agua, en esta tierra privilegiada, es el que se puede realizar por la ribera del Ebrón. Un recorrido que puede comenzar, por ejemplo, en La Cuesta del Rato, donde el río, que discurre cristalino y tranquilo, después de atravesar el desfiladero de “Los estrechos” en Teruel, forma una boscosa y fecunda vega. Tras dejar la población, en un resalte del terreno, entre barrancos, seguiremos en dirección a Castielfabib, dejando a un lado el precioso paraje de “El Rodeno”. A los pies de Castielfabib, encaramada en un espectacular promontorio rocoso, llegaremos al impresionante paraje natural de “Las Hoces”. En toda esta zona, además de divisarse una espléndida panorámica del pueblo con la iglesia-fortaleza de “Ntra. Sra. de Los Ángeles” en la proa, y poder admirar las sugerentes ruinas del “Convento de San Guillermo”, podemos encontrar diferentes elementos, como un antiguo molino, el bello acueducto o las mismas cuevas-bodega; también los bancales de regadío al pie de la “Peña del tinte” o una destilería. Aguas abajo, encontraremos la “Central eléctrica”, camino de Los Santos, una aldea en la que destaca, entre su arquitectura popular, pajares, corrales, bodegas subterráneas o lavaderos.
La andadura finalizará, tras atravesar una piscifactoría, en Torrebaja, donde desagua en el Turia. Por las huertas del Ebrón, llegaremos al molino y la ermita “de San José” en el camino viejo de Ademuz a Teruel, justo por el que ahora discurre el camino de peregrinación de la “Vera Cruz”. Esta parece que se erigió sobre una antigua mezquita, cerca del primitivo asentamiento del pueblo, antigua “Torrefondonera” o “Lugar del Villar de Orchet”. En esa zona también se encuentra el viejo “Molino del Mayorazgo”, conocido como el “Molino de Abajo”, frente al puente del Guerrero, ya junto al Turia. Además, en este entorno privilegiado y poco accidentado, encontraremos siete esculturas, que forman parte del Parque escultórico comarcal al aire libre “Arte y Naturaleza».
Una vez en el Turia, tenemos dos opciones, seguir el río hacía Teruel o hacia Valencia. Si escogemos la primera opción, caminaríamos por ramblas, bosques y campos de regadío de frutales y hortalizas y rodeados por montes cubiertos de pinares y espacios en los que la erosión ha modelado curiosas formas dejando al descubierto una tierra de un intenso tono anaranjado, formando paisajes muy singulares. Pasaríamos por Mas de los Mudos, aldea de Castiel y por Torrealta, pedanía de Torrebaja y en cuya silueta destaca la emblemática “Torre Somera”, declarada Bien de Interés Cultural. Seguiremos hasta llegar a Mas de Jacinto, cerca del límite con Aragón. Esta otra aldea de Castiel se prolonga hacia el interior por el valle de la “Rambla de Val del Agua” y en ella destacan elementos como la bodegas subterráneas, la Fuente y el lavadero de “La Masada”.
Por otra parte, si tomamos dirección Ademuz, siguiendo la amplia vega del Turia, llegaremos, entre huertas, a visualizar la hasta la bella panorámica de la población, en la empinada ladera coronada por las ruinas del Castillo. Pasaremos por la zona donde se encuentra el “Molino Nuevo”, apeadero, en su día, de esos troncos que conducían los audaces gancheros del Rincón hasta la capital; también la ermita de “Nuestra Señora de la Huerta”, una auténtica joya del románico. Desde allí, nos encaminaremos por la de “Ntra. Sra. del Rosel”, para encaminarnos por la huerta de “La Balsa”, siguiendo la amplia vega encañonada entre montañas de asombrosas panorámicas, hasta Casas Altas.
Allí, en Casas Altas, nos encontramos con otro conjunto hídrico importante, con manantiales como el “Nacimiento de la Balsa”, o el de “El Tornajo”, donde se encuentra un conjunto recreativo con abrevadero convertido en fuente de dos caños; también lavaderos como el de “La poza” y “del Molino”. Así mismo son muy interesantes, por ejemplo, la propia arquitectura popular y monumentos como la iglesia de la “Santísima Trinidad”, construida sobre una antigua ermita con armoniosa espadaña. Pero además, en Casas Altas, se levantan espacios de gran valor cultural como los Centros de Interpretación “Homo Faber” y “Museo del Pan”. Así mismo, hay que reseñar que en este localidad se conserva, como en Castielfabib, el rito atávico de la plantá del Chopo, que tiene que ver con el agua, y su poder fecundante.
Además, en todo el trayecto iremos viendo, como en el resto de la comarca, numerosas esculturas contemporáneas que pertenecen al gran Parque escultórico «Arte y Naturaleza», el más grande, al aire libre, de Europa. Una muestra de arte que, simbólicamente, se iniciaría en Casas Bajas, con la figura simbólica del “Caminante”, del artista de Torrebaja Lukas Karrvaz, sita en la puerta de “Molino harinero” del XVIII, que aún puede verse en funcionamiento y que se ha convertido en Centro de interpretación y sala temporal de exposiciones. Este es uno de los molinos más bellos del Rincón y forma parte, también, de esa fascinante ruta de edificios preindustriales musealizados que recorre todo este Territorio Museo. Muy cerca del museo, puede verse la “destilería, que también tiene que ver con el agua, como la “Fuente Vieja”, la “Almazara” o las acequias, que configuran un fértil paisaje cultural, tan significativo como el de la montaña, plagada de elementos de piedra en seco, que constituye otro itinerario, en torno a la piedra, que veremos inserto en otra de nuestras rutas temáticas. Estos son auténticos tesoros patrimoniales, como la iglesia Parroquial “del Salvador” o los buenos ejemplos de edificaciones domésticas de arquitectura popular; un paisaje empapado de alma.